En el 2007 me tocó presentar una conferencia, en esta ocasión mayo de 2016 dos ponencias: una sobre los obstáculos al control interno, y la otra sobre el desvío en las estimaciones económicas, dentro del marco del Congreso Internacional de Gestión Económica y de Desarrollo, evento que agrupó a centenares de economistas y contables, superando los 900 en el Palacio de convenciones de Cuba. El encuentro brindó la oportunidad para conocer la economía de la calle, ahora que Cuba se ha vuelto a poner de moda por las visitas del Papa Francisco y Barack Obama, presidente de los Estados Unidos.
Sin pretender realizar un análisis de la economía del cálido país cubano; sino por el contrario, solo hacer una descripción de carácter coloquial de lo que se podría denominar también la economía de la calle, me adentré en la cotidianidad del ciudadano simple, auscultando primero el ingreso básico del trabajador, como forma de saber su capacidad de compra, encontrando que son 600 pesos cubanos al mes, denominados, CUP.
Más adelante, al procurar información sobre el patrón de consumo de una familia típica, supe que el desayuno es pan, mantequilla y café; luego el almuerzo, huevos, víveres y habichuela; y la cena, arroz, plátano maduro frito, habichuelas negras, pollo o cerdo, la carne de res no es un común denominador en la mesa de la familia cubana, es sinónimo de prenda de lujo; así como además los lácteos, como la leche y el queso que escasean.
Mientras procuraba los precios de los bienes de consumo, advertí que ninguno está expresado en CUP; sino en convertibles cubanos, el CUC, dualidad monetaria que circula en la isla más grande del Caribe, desde entonces comencé a entender la tasa de cambio, aquella que le pagan al extranjero por la divisa que lleva y que estás obligado a convertirla en CUC, la preferida por todos los residentes, por su valor parecido al euro o al dólar, aunque este último un poco menos apetecible, por el gravamen aplicado a cada dólar transado.
La tasa de cambio por un euro es 1.09 CUC y del dólar estadounidense de 1.03 CUC, menos el 13.0% de gravamen.
Esto quiere decir, que al recibir un salario de 600 CUP al mes, eres tenedor de tan solo 25 CUC, equivalente a 0.83 centavos CUC por día, o lo que sería lo mismo 0.73 centavos de dólar; entonces, ¿podría una persona con ese nivel de ingreso tener calidad de vida material?
Tres argumentos presentan los cubanos defensores de su modelo económico/social para sostener que es viable, que los servicios de educación, salud y recreación son gratis, y agregan, el costo de la vida cubano no se puede comparar con la de otros países de economía de mercado.
Sus argumentos son válidos hasta cierto punto; sin embargo, la dificultad para aceptarlo del todo comienza a partir de cuándo se procura mayor explicación para entender que con 0.73 centavos de dólares al día no se puede vivir, debido a los precios en la economía de la calle están expresados en CUC. Ante ese cuestionamiento surge el argumento del bloqueo impuesto por los Estados Unidos de Norteamérica, con este factor, la discusión sobre la viabilidad económica del diario vivir para sostener una familia se contamina con lo político.
Comprar en Cuba arroz te cuesta 0.17 centavos, habichuelas 0.46 centavos, ambas en dólares y libras, la de pollo 1 dólar la libra, la de cerdo tiene un valor de casi 2 dólares; de manera, que comprar los dos primeros artículos y una de las carnes, el monto al día se situaría en US$1.63 ó US$2.63 al día, al mes US$49.0 y US$79.0, respectivamente; si a ello le agregas el aceite, con un precio de US$2.10 el litro, la leche en polvo US$2.65 la libra, el gasto en electricidad de aproximadamente US$3.0, el agua 0.50 centavos, y el gas 0.25 centavos al mes, y si continuas con otros bienes y servicios, las cosas se complican aún más en términos de unidades monetarias.
De manera que el salario básico al mes, equivalente a aproximadamente US$25.0, no alcanzaría para cubrir las necesidades de una comida al día durante los 30 días del mes.
Otro ejemplo que expresa la economía de la calle, que camina en forma paralela a la oficial de 600 pesos cubanos, es la cantidad de ciudadanos en edad de trabajar sentados en el frente de sus hogares, conversando o jugando dominó; pero naturalmente por algún lado obtienen los ingresos que les permite comprar lo que necesitan para alimentarse, los cuales provienen de las remesas que alcanzan los US$1,200 millones al año y el comercio paralelo en la calle.
Un factor que neutraliza el costo de la vida en Cuba, es la venta una vez al mes de la canasta básica a todos los ciudadanos por parte del Estado, compuesta por 7 libras de arroz, 5 de azúcar, media de aceite y café, 2 de frijoles y 5 huevos, todo por persona, a un precio de 8 pesos cubano.
Como ejemplo de lo cultural, el teatro Carlos Marx, que no es el único en la Habana, imponente en tamaño, con capacidad para 5000 espectadores, exhibe una variada y permanente cartelera a un precio promedio de un dólar; las instalaciones presentan un acentuado deterioro en su mobiliario y decoración interna. La fuerte programación de eventos es otra expresión de la economía de la calle cubana.
En la playa tiene dos opciones para el almuerzo, comprar conforme a la oferta y demanda privada, donde la calidad y servicio son aceptables, a un precio equivalente a 17 dólares en promedio, o adquirirla en los centros de expendio del Estado, con poca salubridad, sin cubiertos y servilletas, a mano limpia, por solo 35 pesos cubanos, equivalentes a 1.50 CUC.
En adición, hay otros costos que no son cuantificados, las horas que hay que dedicarles para comprar los bienes del día, causado por las filas que hay que hacer, o simplemente, porque el lugar de expendio de los artículos de consumo no tienen disponibilidad y hay que desplazarse hacia otros lugares para conseguirlos.
Paralelamente está el tema de la calidad de los bienes, en especial los de origen agrícola, difícilmente los que pude apreciar en distintos mercados de la ciudad capital puedan competir en los mercados internacionales.
Tal vez al cubano la verdad le toca los talones, pero no la pueden expresar en público por la naturaleza de la comunicación de masas en manos del Estado, viven casi aislados en un mundo globalizado, que se enteran con dilación por la ausencia del internet y el cable para consumo general. El comentario al oído es común, constituyéndose en un medio de comunicación individual, como forma de desahogo a la inconformidad; tal vez es la razón de la no ocurrencia de protestas sociales, es su válvula de escape y eso no ha podido ser prohibido, al no existir medios físicos y electrónicos para el control.
El cubano en las calles se ve alegre y siente orgullo por su país y lo poco que tienen en términos materiales, no sé si por genes, por conformismo, o por obra del sistema; pero lo cierto es que lo defienden como el que más, eso es bueno.
Al llegar a Cuba me sentía como en dominicana, hospitalidad, calor humano, y por donde quiera una Cerveza Presidente, la curiosidad me invadía, no lo podía creer, la principal marca industrial de exportación dominicana estaba en las manos de un elevado público consumidor de cerveza, sin mediar ningún tipo de publicidad para ello, entonces, ¿cómo explicar ese fenómeno de aceptación de mucho consumo, por no decir demanda del bien?, aquí de nuevo la explicación, el común denominador de casi todo lo que se vende, la escasez, cuando la cerveza cubana se agota, la dominicana la sustituye, el precio es el mismo.
La actividad comercial en el centro de la Habana vieja, la parte colonial, se aprecia alegría, dinamismo, al parecer en crecimiento; su dimensión geográfica; así como los monumentos restaurados y en vías de remozamiento, aunque lento, son atractivos, el ornato y limpieza por debajo del viejo San Juan de Puerto Rico, y tal vez también de la zona colonial de Santo Domingo.
Un taxi, no importa que sea antiguo, sin aire acondicionado, o nuevo con aire, lo menos que te cuesta son 10 dólares USA; el coco taxi alrededor de 8 dólares, también sin aire; la bici taxi un dólar por dos personas; el concho 10 pesos; y la guagua pública 0.40 centavos cubanos.
No quería irme de Cuba sin antes degustar su frigorífico por excelencia, tal vez su marca nacional, el helado Coppelia, no pude consumirlo, pese a ir tres veces al principal lugar de ventas en la Habana, y otros secundarios. Helados Coppelia es otro ejemplo de escasez de la producción nacional; sin embargo la economía se mueve en Cuba.
Por qué se mueve la economía cubana, la explicación más próxima se podría encontrar en la existencia de una economía paralela o de la calle, que convive con la formal; pero que todo indica ser más poderosa, pues sino, sus residentes desaparecerían y eso no acontece. La economía paralela o de la calle es una realidad como la expresión del flamenco rosado de Frank Hoffman, que está a la vista, pero las estadísticas oficiales no la reconocen.
Excelente recuento hermano! Yo estuve en La Habana en el año de 1998, y recuerdo gran parte de lo que nos dices en tu recuento. La economía paralela, la distribución de raciones alimenticias semanalmente por persona, escaces de grasas comestible, una economía informal muy fuerte, la gran actividad económica en la Habana vieja, por el turismo, y la alegría del cubano.
Ahora es propicio el momento para hacer este mismo trabajo de investigación en Caracas, Venezuela, aunque consideró que su situación es pasajera!
Excelente trabajo! Felicitaciones!
Muchas gracias por leerlo y el comentario, espero lo propio no le pase a Venezuela
Gracias por ilustrarme sobre la triste realidad que viven los hermanos cubanos, espero que esa situación cambié pronto.
Gracias amigo cesar por leerlo
hoy aprendí que es la economía paralela o de calle, gracias por compartir esta experiencia en detalles