El cambio económico dominicano no es Barbie

La palabra cambio ha aparecido muchas veces como promesa o lanzamiento en el país y fuera de aquí. En lo local, volvió a utilizarse con éxito mercadológico para las elecciones de 2020, pasado 3 años es buen tiempo para examinar si el cambio ofertado le permitió al país avanzar o retroceder. Justo esta opinión aborda el referido concepto aplicado al cambio económico prometido para la República Dominicana.

   Desde su creación hasta la fecha han transcurrido 64 años de existencia de la afamada muñeca llamada Barbie, concebida por la señora Ruth Handler para que el desarrollo mental de las niñas fuera más pleno y la imaginación llegara hasta el límite de cada quien. La señora Handler rompió paradigmas haciendo cambios, al demostrar que las niñas no solo podían jugar con muñecas con características de infantes, sino con rasgos de adultos. A pesar de sus transformaciones, incluyendo la de 2023, la Barbie se ha redimensionado y sigue siendo la muñeca más atractiva y famosa del mundo, poniendo casi a todos en modo rosado.

   Las razones de esta época -discurso, teoría y práctica más inclusiva-, menos “modelo”, conectada y adecuada a las nuevas exigencias de consumidores, distintos a los de antes, la Barbie se ha vuelto a transformar, como manera de atender a los requerimientos del mercado y ha eliminado hasta sus curvas que le dieron origen, pero no ha perdido sus encantos, por el contrario, los ha reestructurado y evolucionando, hasta ser más apetecible, ahora no solo para las niñas, sino hasta las adultas que visten para lucir casi como ella.

   Mientras la Barbie ha cambiado nueva vez, afortunadamente para la empresa MATEL, lo ha hecho para avanzar y tener éxito económico; pero pudo terminar siendo para retroceder, como les ha acontecido a otros cambios, que, en contraposición a progresar, han reculado, trayendo problema, al desmejorar lo que había.

   A propósito de cambios, en la República Dominicana en el año 2020, las autoridades que ahora gobiernan, prometieron al electorado un cambio total, pero esta opinión solo se referirá al de naturaleza económica. A la economía nacional en los últimos 3 años, sus principales indicadores macroeconómicos han retrocedido, perjudicando a la mayoría de la población, en particular a los que no tienen nada y a los de menores ingresos monetarios. El cambio económico prometido no le ha llegado al país, a pesar de las grandes expectativas creadas que aún esperan las transformaciones ofrecidas.

   La política económica dominicana de la actual gestión gubernamental no le ha hecho honor casi a nada de lo ofertada en campaña,  en particular, porque lejos de disminuir la inflación, ha aumentado; la deuda pública, lo propio; el desbalance en la posición de inversión internacional se ha deteriorado, los trabajadores no se han beneficiado del crecimiento económico, la generación de empleo ha sido insuficiente, la tasa de interés bancaria ha crecido, el déficit fiscal por igual, el balance de la cuenta corriente de la balanza de pagos de igual manera, el gasto social y de capital han perdido espacio y el pago de los interés de la deuda se convirtieron en mayor carga fija.

   Veamos a continuación como cada una de las variables mencionadas se ha comportado a lo largo de los 3 años de gobierno del presidente Luis Abinader.

   El crecimiento de la economía dominicana, luego de tener el boom del 2021, influida por varios factores, entre ellos, el rebote estadístico, promovido por el efecto base del año previo que mostró una fuerte caída del PIB. En el 2022 creció por debajo del estimado y su potencial en un 4.9 %, más recientemente, para el primer semestre de 2023 la economía apenas ha crecido en un 1.2 %, inferior también al reestimado que fue de un 4.25 % y del potencial que es de un 5.5 %. La fuerte contracción y desaceleración que muestra la economía es materia de preocupación, por sus efectos nocivos y por resultar inferior al crecimiento económico en tiempos de normalidad en el año 2019 que fue de un 5.1 %.

   Como para complicar el panorama de la caída del PIB, los 4.7 millones de trabajadores formales e informales que aportan a la actividad económica del país, ha visto reducir su contribución, al situarse a un 18.8 % en el 2023, cuando en el 2019 fue de un 24.4 %, eso significa que los ingresos monetarios de los trabajadores se han deteriorado y lejos de beneficiarse del comportamiento del PIB se han perjudicado.

   El panorama laboral se ha agravado por el sector laboral dominicano, dado que, en el primer trimestre de 2020, el empleo formal era de 2,256,583 y en la actualidad es de 2,229,902, indicativo de que hoy hay menos empleados formales que ayer, situación que implica que menos trabajadores están desprovistos de seguridad laboral, social, mejores salarios y estabilidad.

   Por su lado el empleo informal ha crecido, al pasar de 2,156,105 a 2,299,120, esta variación implica una merma en la calidad del trabajo del empleo en el país, con las consecuencias que se derivan, tales como que se encuentran desprovistos de un régimen de protección legal, social y perciben menores salarios y empleo inseguro e inestable.

Variables20192023
PIB, en %5.11.2
Costo canasta básica, en RD$36,08443,939
Inflación acumulada, en %N/A21.8
Déficit fiscal, en %2.33.1
Cuenta Corriente BP, en millones US$1,1886,327
PII, millones US$56,43064,284
Deuda SPNF, millones US$39,17854,820
Deuda consolidada, millones US$51,46971,944
Deuda del Banco Central, millones RD$624,104.6985,490.6
Tasa de interés bancaria, en %10.2214.52
Intereses Deuda PIB, en %2.943.24
Intereses Deuda/Ingresos tributarios20.3122.1
Aportes trabajadores al PIB, en %24.418.8
Gasto de capital13.810.5
Salario nominal y real (2023), en RD$24,150 nominal19,446 real

   El mercado laboral presenta cambio en la composición por tipo de empleo, los empleos formales pasaron de una participación de un 51.1 % a un 49.2 % y el informal de 48.9 % a 50.8 %, durante los años 2019 a los primeros meses de 2023.

   El tema del empleo se agrava por el proceso inflacionario que vive la economía nacional y que impacta negativamente sobre la población que trabaja, también, para la que se encuentra desempleada y la que por edad o enfermedad no labora. La inflación acumulada en 3 años es de un 22.0 %, la más alta en los últimos 15 años, este incremento de los precios ha hecho que el costo de la canasta básica nacional sea cada vez mayor, concretamente en el 2019 era de RD$ 36,084 al mes y a julio de 2023 de RD$ 43,939, para un aumento equivalente a RD$ 7,855.

   Con el aumento del costo de la vida, el salario nominal actual, el correspondiente al mayor, que es de RD$ 24,150 al mes, se convierte en términos reales en RD$ 19,446, lo que significa que ha perdido RD$ 4,700 de capacidad de compra en el tiempo que tiene la actual administración pública.   

   Mientras la economía dominicana muestra contracción, el déficit fiscal se mueve en línea de preocupación, al pasar de un 2.3 % en el 2019 a un 3.1 en el 2023, para un incremento equivalente a 0.8 puntos porcentuales. Este balance negativo en la ejecución del presupuesto nacional, también queda empañado por el deterioro que presenta la composición económica del gasto público.

   En la estructura del gasto público, una acertada manera de examinar el impacto que tiene sobre las actividades económicas, es la relativa a la composición económica y en particular la que se destina al gasto de capital, porque sirve para mejorar y ampliar la capacidad productiva de los bienes y servicios públicos y su efecto colateral positivo sobre la inversión privada, al complementarla e impulsarla y resulta, que para el año 2019 el gasto de capital representaba un 13.8 % del gasto público total y ahora  para el año que transcurre se ha reducido a 10.5 %, también del total erogado.

   En contraposición se encuentra el gasto corriente, que, al destinarse a cubrir la operatividad del gobierno, sin que implique incrementar el patrimonio público, ha venido incrementándose, al pasar de un 86.2 % en el 2019 a un 89.5 % en el 2023.

   El referido déficit de las finanzas públicas dominicanas ha sido cubierto cada vez más por un mayor nivel de endeudamiento público. En efecto, el saldo de la deuda del sector público no financiero (SPNF) pasó de US$ 39,178 millones en agosto de 2020 a US$ 54,820 millones a mayo de 2023, para un incremento similar a US$ 15,642 millones, equivalente a un crecimiento de un 39.9 % en algo menos de 3 años.

   En la misma línea de crecimiento de la deuda del SPNF, se ha comportado el saldo de la deuda pública consolidada, al elevarse de US$ 51,469 millones en septiembre de 2020 a US$ 71,944 millones a marzo de 2023, es decir, un aumento de US$ 20,475 millones en 2 años y 7 meses. Dicho en pocas palabras, el país debe más en el 2023 que lo que debía en septiembre de 2020.

   Los US$ 20,475 millones de la deuda pública consolidada, representa un 16.7 % del PIB, lo que sugiere que la variación hacia el alza del saldo de los pasivos públicos dominicanos, implica un sacrificio importante del país, de querer nosotros pagar el referido incremento de la deuda basado en la producción total del país.

   La deuda consolidada contiene la deuda que ha contraído el Banco Central, estos compromisos financieros, también han crecido en un monto de RD$ 379,243 millones, que a la tasa oficial equivale a US$ 6,688 millones. En otra lectura, los valores en circulación del Banco Central, utilizado como parte de su política monetaria para desmonetizar la economía, han pasado de RD$ 624,104.7 millones a septiembre de 2020 a RD$ 985,490.6 millones a agosto de 2023, para un aumento de RD$ 361,385.9 millones.

   Los nuevos empréstitos como es natural tienen un costo que se llama tasa de interés, por ese concepto el país vía el gobierno que lo administra, ha hecho que el indicador intereses/PIB se acreciente, al moverse de 2.94 % en el 2019 a 3.24 % en el 2023,  lo propio le ha acontecido al indicador interés/ingresos por impuestos, de 20.31 % a 22.1 %, lo que significa una mayor carga financiera para la economía en general y también para las finanzas públicas dominicanas, provocando una mayor carga fija para el presupuesto de la nación.

   En lo local, el precio del dinero bancario, a pesar del Banco Central reducir la tasa de política monetaria, la tasa de interés en el sistema de intermediación financiera no se ha reducido, por el contrario, al 10 de agosto se cotizaba a un precio mayor, al situarse la activa promedio ponderado a 14.52 %, haciendo elevar el financiamiento de la inversión.   

   Como parte también del componente externo de la economía nacional, la cuenta corriente de la balanza de pagos muestra deterioro durante los años 2019 al 2022, mientras en el primero presentó un déficit de US$ 1,188 millones en el segundo, es de US$ 6,327, señal inequívoca de ampliar el monto de las cuentas externas del país con relación con el mundo que intercambiamos relaciones comerciales y financieras.

   De igual manera se ha comportado la balanza comercial dominicana, extendiéndose de US$ 9,075 millones en el 2019 a US$ 16,966 millones, multiplicándose casi por 1.8 el valor del déficit entre lo que exportamos e importamos. En la postura dominicana respecto a su comercio exterior, el país ahora la intensidad del crecimiento de las exportaciones es mucho menor que el de las importaciones. Concretamente, en el 2019 exportamos US$ 11,192 millones y en el 2022 US$ 13,777 millones; en cambio, las importaciones pasando US$ 20,208 millones a US$ 30,743 millones, para un crecimiento de la primera de un 23.1 % y la segunda de 52.1 %.

   En cuanto a la posición de inversión internacional como indicador que suministra una panorámica de la posición externa neta de la República Dominicana, así también de cualquier otra economía, es un buen referente para examinar la vulnerabilidad externa del país y eventualmente la exposición a riesgo de crisis. De manera que entre más negativa sea una posición de inversión internacional neta, es un referente de un mayor déficit persistente en la cuenta corriente de la balanza de pagos. 

   En el caso del balance de la posición de inversión internacional, la economía dominicana presenta un deterioro notable, al registrar en el 2019 un monto negativo de US$ 56,430 a marzo de 2023 de US$ 64,284, también negativo, significando un aumento del desbalance neto entre los activos y pasivos externos de US$ 7,854 millones.

   Como ha podido leer lector, mientras la Barbie se muestra rosada renovada con su cambio, los números de la economía dominicana se encuentran en rojo, indicativo de peligro.

   Los datos aquí presentados, acompañado de su examen, muestran que la economía dominicana ha presentado un cambio de reversa o un cambio para empeorar la economía, distanciándose del cambio que ha mostrado la Barbie y que ha hecho que hoy sea tan aclamada como antes, en contraposición al retroceso que ha provocado el cambio económico, que lleva a la gente a decir que hoy tiene menos dinero en los bolsillos, que lo poco que tiene no le alcanza para comer y que incluso, lo ha llevado a endeudarse más.

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