Las encuestas políticas con énfasis en el entorno y el momento

La generalidad de los tratadistas de encuestas políticas, definen a la encuesta como una técnica que procura captar datos, a través de la aplicación de una serie de preguntas, resumidas en un formulario y aplicadas a una muestra de personas; sin modificar el entorno o escenario, y tampoco manipular el proceso observable.

En un lenguaje más coloquial, la encuesta también es definida como una fotografía del momento. ¿Qué diferencia esta conceptualización popular del rigor académico de la anterior?

Se diferencia en la parte que tiene que ver con el “entorno” de la primera definición, y el “momento” de la segunda definición. Obsérvese que media la palabra modificar en la concepción de los expertos, misma que implica que en la acepción técnica, presupone la no manipulación del entorno; en cambio, las fotografías, en la generalidad de los casos se construye el escenario para la toma de la imagen, a fin de que quede “bien”, o el otro quede “mal”.

De manera que para que una encuesta sea reveladora de datos reales, se debe aplicar siguiendo lo expresado en la primera conceptualización, a no ser que se quieran perseguir otros propósitos que se distancien de una verdadera investigación de mercado, en el componente captura de datos.

El lector de encuesta, debe en consecuencia, tener presente al momento de ponderarla, determinar en qué fecha se aplicó, y si en ese momento se propiciaron eventos que pudieran alterar la opinión que ofrecen los entrevistados; de haber ocurrido ese tipo de situación, entonces muy probablemente los resultados de la encuesta estarían sesgados en la línea de los que promovieron el escenario que les favorecía.

Entonces estamos hablando de resultados contaminados por el entorno manipulado; de manera que ya la encuesta no sería una técnica desprovista de interés; sino muy por el contrario, perseguiría objetivos ocultos para confundir al lector e inducirlo hacia sus propósitos.

En la mayoría de los casos, las firmas encuestadoras están ajena a lo que se esconde detrás de la encomienda de hacer y aplicar una encuesta, bajo las condiciones explicadas, pues el cliente es el que paga y es este el que le dice en el momento que debe hacerla; salvo en los casos que la firma juegue el rol de asesor y no un mero encuestador.

Ese tipo de construcción de “entornos”, “escenarios” normalmente se realizan para inclinar la balanza hacia un determinado candidato en las elecciones internas de un partido, o bien, para perjudicar a otros; en cambio, cuando se trata de elecciones nacionales se hace para beneficiar o afectar al candidato de los partidos.

Como conclusión diría que las encuestas que son aplicadas en los tiempos donde han provocado determinadas situaciones, más que encuestas se le debe llamar fotografía, pues su fin es que quede “bien”, exactamente como cualquiera de nosotros querría quedar “bien” al momento que nos tomen una foto personal; pero si quiere que sea otro que quede “mal”, se aprovecha el escenario construido para que quede en su peor momento y salga mal en la fotografía, que es una manera de decir, “está mal para la foto”.