Desde el pasado 7 de febrero Puerto Rico ha sido noticia no solo en ese Estado Libre Asociado, sino también fuera de sus fronteras, y no es para menos, dos de las principales empresas calificadoras de riesgos, la Standard & Poor’s y Moody’s degradaron sus notas a bonos basura, denotando una situación de impago y posteriormente elevadas tasas de interés para los próximos instrumentos de deuda de esa isla.
Antecedentes históricos
Puerto Rico, la isla del encanto como muchos también la conocen ha dejado de serlo, ya no por sus altos niveles de inseguridad ciudadana, a consecuencia de la delincuencia común; sino por la persistente crisis económica que se remonta en lo contemporáneo al 2008.
La economía de Puerto Rico manifestó sus mejores años a partir de la promulgación de la sección 936 en el 1976 que les otorgó grandes beneficios contributivos a los inversionistas, superiores a los estados de la unión americana, de los Estados Unidos. Desde entonces la isla vio llegar importantes volúmenes de inversión, particularmente en el sector de la manufactura, que permitió un amplio desarrollo de la industria farmacéutica, médica y química, al punto que ese sector llegó a representar el 40.0% del PIB.
Sin embargo, casi en forma paralela fue gestándose una crisis económica que comenzó a sembrarse con la ejecución de un presupuesto cada vez más deficitario, y como Puerto Rico no tiene capacidad legal para hacer política monetaria, inició una carrera de endeudamiento, que luego se hizo costumbre, para financiar el déficit fiscal.
Política fiscal
La política de endeudamiento de Puerto Rico provocó que la deuda pública pasara de US$5,600 millones en el 1976 a US$23,000 millones en el 2000; para luego seguir creciendo en los siguientes años, pero cada vez más, al punto que para el 2008 era de US$46,000 millones y para el 2013 de US$70,000 millones. Eso quiere decir que la deuda al 2013 se incrementó en US$24,000 millones, respecto al 2008.
La tasa de crecimiento del nivel de la deuda de Puerto Rico para el periodo 1976 al 2013 ha sido de 1,250%, este incremento relativo ofrece una idea de lo desbordado que fue la política de endeudamiento público, en las administraciones que van desde el Gobernador Rafael Hernández Colón en el 1976 hasta la Gobernación de Luis Fortuño en el 2012.
El alto volumen de endeudamiento al 2013 alcanza el 96.0% del Producto Nacional Bruto (PNB) y el 69.0% del Producto Interno Bruto (PIB) de Puerto Rico, sugiriendo eso que al ser un Estado Libre Asociado lo limita legalmente para hacer política monetaria, y parcialmente política fiscal independiente; al no poder diseñar ese tipo de política económica, la posibilidad de acudir a herramientas monetarias y fiscales, solas o coordinadas, la solución al endeudamiento desbordado será a un costo muy alto para sus ciudadanos.
Por su condición de Estado Libre Asociado tampoco puede acceder a opciones de protección ante los acreedores, como declararse en bancarrota, pues solo los estados de la unión americana en el marco legal de Estados Unidos lo pueden hacer, estrechando su holgura para manejar la crisis económica.
Una sentencia de la Suprema Corte de Justicia en el 1901 resolutó que Puerto Rico hace parte, pero no pertenece a Estados Unidos, colocando a esa isla en el estatus de Estado Libre Asociado; aunque no fue sino en el 1952 con la ley 600 que el Congreso norteamericano le confirió el indicado estatus.
Resultados económicos
La sección 936 que el Congreso de los Estados Unidos aprobó para Puerto Rico en el 1976 y que ayudó a su economía en forma significativa, fue la misma que también lo afectó y afecta desde entonces hasta el presente de manera importante, cuando la indicada sección fue abolida por el Congreso Norteamericano en el 1986.
Tanto así que durante seis años casi consecutivos el PNB de Puerto Rico ha manifestado un comportamiento negativo en su tasa de crecimiento que va desde el 0.03% al 3.8%, siendo su mejor año el 2012 con un tímido desempeño del 0.1% en el periodo 2008-2013; de manera que la isla en vez de crear riquezas, lo que ha producido es una involución económica.
La crisis que hoy día padece Puerto Rico y que las agencias calificadoras de riesgo le han puesto su nombre, es el diagnóstico final a la presente situación económica de la isla, misma que se ha traducido en una metástasis no solo en la prima y en el valor de los instrumentos de deuda; sino también, en la tasa de desempleo que ronda el 14.2%, y un nivel de pobreza que alcanza el 40.0% de su población.
Esa misma metástasis económica también ha tenido repercusiones en la emigración de sus habitantes hacia territorio continental de los Estados Unidos, pues en forma creciente el censo de población ha visto reducir su número desde el 2000 hasta el 2013, al pasar de 3.8 millones a 3.6 millones, y se estima que para el 2014 será de 3.5 millones de habitantes.
Luego de la declaración de bonos basura por parte de las firmas calificadoras de riesgos, es previsible, al menos en el corto plazo, una acentuación del deterioro en los principales indicadores económicos de Puerto Rico, habida cuenta que normalmente se produce un efecto negativo en cadena que profundiza la desconfianza en los agentes económicos, traduciéndose en elevación de las tasas de interés bancarias, pérdida de valor de los instrumentos de deuda para los bonistas, caída de la demanda y la inversión y con ello el empleo.
En la teoría de los ciclos económicos aún persisten diferencias en los conceptos de recesión y depresión económica; pese a ello, lo cierto es que la primera es menos profunda y menos duradera que la segunda.
Para este artículo Puerto Rico se encuentra en una depresión económica, y la mejor evidencia que se puede presentar, al margen de los datos ya ofrecidos, es el chiste económico común entre los profesionales de esa área: ”Recesión es cuando tu vecino se queda sin trabajo y depresión cuando tú te quedas sin trabajo”.