Aún no conocen a Leonel

Todos los políticos tienen adversarios, unos naturales y otros gratuitos. Los primeros son una derivada de formar parte de otro partido que compite en el mismo escenario; pero con visiones diferentes, acerca de los problemas nacionales y sus soluciones; y los segundos, se lo gana el político por envidia intelectual, social, profesional, de carisma, porque me cae mal, por el hecho de interponerse a lo que se creía en el 1994, que las elecciones del 1996 eran para que el destacado líder, José Francisco Peña Gómez, fuera electo presidente de la República.

En estos tiempos de comunicación interactiva electrónica, se le agrega a la lista anterior la oposición por moda, al convertirse en viral; pero al mismo tiempo efímera. Es un fenómeno de este tiempo, especialmente en jóvenes que se suman porque sus contactos están interactuando, o porque tienen algún tipo de fundamento, terminando como activista político de redes sociales electrónico, y llegando en ocasiones a traducirse en acciones en las calles, con la ayuda de la prensa escrita que la viabiliza y potencializa.

Cualquiera que sea el lugar que ocupe el adversario, su posición debe ser respetada; pero de ahí a que estos procuren sacar del escenario político a alguien, intentando descalificar o inhabilitar con todo tipo de recurso, que en muchos casos no se corresponden con la verdad, ni con la contextualización debida de los hechos, no es lo más aconsejable; especialmente cuando se utilizan esos recursos como medio de hacer política con la población, en sustitución a ensuciarse los ruedos de los pantalones en las ciudades y campos del país.

El escenario natural en un país democrático es la elección, que se manifiesta con el voto de la ciudadanía; sacar de la competencia política a cualquier político en esa circunstancia, es la mejor forma de derrotarlo en toda la dimensión de la palabra.

Al término de su gobierno en el 2000, Leonel Fernández quiso tomarse un tiempo para actualizarse en lo intelectual, y así asumir posteriormente otras tareas políticas; sin embargo, durante los años 2001-2002 el partido de gobierno de entonces en la República Dominicana, lo desconsideró, llegando incluso hasta la agresión física; he intentado humillarlo como forma de sacarlo del ruedo político nacional.

Pero como es natural, cada acción trae una reacción, y Leonel no se quedó de brazos cruzados, y en vez de dedicarse a seguir cultivando su intelecto para continuar otras luchas políticas, tuvo que defenderse, logrando un rotundo éxito en el escenario que correspondía, las elecciones presidenciales del 2004, ganándola con más del 57.0%, una victoria apabullante.

De igual forma, al término del mandato constitucional 2008-2012, Leonel continuando su preparación intelectual, y dejándole el debido espacio al nuevo gobierno para que emprenda sus acciones con toda libertad y apoyo; sus tradicionales adversarios, de los del primer y segundo grupo, intentaron de nuevo descalificarlo con todos los recursos habidos, y hasta con cierta creatividad; pero aún sin éxito para ellos.

Leonel como también era de esperarse, no podía quedarse de brazos cruzados y ha reaccionado a la provocación y desafío, saliendo al escenario político, realizando contactos con la población; al tiempo de generar pronunciamientos prudentes, permitiéndole que las distintas encuestas, al medir la intención del voto, sin propónselo, han medido también la intensidad del viento, y estos lo colocan como el principal activo político de cara a las elecciones del 2016, ante la imposibilidad constitucional de la reelección presidencial.

Sus adversarios, anonadados con los resultados de las encuestas, observan que cada vez más el tiempo se reduce para posicionar su candidato con proyección de éxito, y por eso han aumentado la agresividad contra Leonel.

Los adversarios de nuevo se están equivocando, ha habido error de cálculo, primero, al no tomar en consideración la experiencia de lo que sucedió durante los años anteriores a las elecciones del 2004; y segundo, porque no se dieron cuenta que muy probablemente hubieran tenido más éxito previsible sino intentan descalificarlo por la vía del descrédito infundado; erigiéndose por el contrario, sobre sus propias fuerzas y no desde lo hombros de su contrincante.

Lucen desesperados. En adición a lo anterior, lo han intentado todo, agenciar la unificación del principal partido de oposición, procurar candidatura alternativa, impulsar la división del partido de gobierno; logrado lacerarlo con la anuencia de algunos de adentro, siendo críticos ahora, cuando en el pasado reciente fueron actores de primera línea; o promoviendo continuidad, pese a que en el partido oficialista no existen antecedentes de modificar constitución para sí, como otros.

El accionar de los adversarios de Leonel, demuestra que aún no lo conocen; por lo que me atrevería afirmar que de nuevo se equivocarán.