La política fiscal y monetaria ha jugado y continuará teniendo un papel clave en el devenir de la economía, especialmente en momentos de dificultades, como el actual, en la que la crisis económica y social fue hasta cierto punto un riesgo calculado, al disponerse el cierre parcial de las actividades productivas y comerciales a nivel mundial y local.
En el escenario de la crisis económica por COVID-19, para la recuperación económica en el corto plazo y mitigación de impactos sobre la pobreza, se ha invocado y utilizado tanto a John Maynard Keynes como a Milton Friedman. Al primero, para impulsar la demanda agregada por consumo e inversión pública y al segundo, por la promoción de mayor oferta de dinero, ante la ausencia de inflación por motivos monetarios. Ambas recetas se aplicaron en el país evitando que el mal fuera mayor.
El papel asignado a los ámbitos monetarios y fiscales en dominicana tuvo un carácter expansivo durante el 2020; sin embargo, a partir del 2021 las señales de un cambio de dirección en las políticas son evidentes; pese a que aun no se ha logrado la recuperación económica sostenida y, a juzgar por los primeros resultados del año, al parecer se dilatará más de lo anhelado por todos los sectores de la vida económica y social del país.
¿Pero es el comienzo del 2021 el momento para abandonar a Keynes y Friedman, si el propósito de la recuperación económica y social con sus recetas para el corto plazo aun no se ha logrado? Mi respuesta es que no es el tiempo. Sin embargo, la evidencia indica que se transita por el camino de considerar que cumplieron su rol y se exhiben logros vanidosos.
Keynes y Friedman, por la naturaleza de la crisis económica de hoy, causada por un tema sanitario y no por crisis en el mercado de capitales, exceso de endeudamiento, crisis bancaria, o guerra, no se iban a imaginar que la crítica a la teoría cuantitativa del dinero y la intervención estatal generando inflación, serian y son útiles para salir de la actual crisis con el menor de los costos y con la mitigación de los que son inevitables.
A Keynes lo necesitamos, porque la demanda agregada continúa deprimida. Durante los primeros dos meses de 2021 cayó en un 10.0 %, sin que la oferta se haya reactivado en la magnitud necesaria y sostenible. Por un lado, algunos programas sociales al inicio del año han sido eliminados y otros recortados, teniendo como resultado que menos pobres tengan disponibilidad de ingresos monetarios y, por otro lado, el gobierno gasta menos de lo que debe y puede gastar, al menos por el presupuesto ejecutado en 2021.
A Friedman también lo necesitamos, porque los agregados monetarios tienen espacio para aumentarlo, ante el hecho de que la economía está lejos de alcanzar su crecimiento potencial, tanto para el corto, como para el largo plazo. La Base Monetaria Restringida (BMR) para lo que va de año se ha reducido a los niveles de la economía en tiempos de normalidad, cuando lo cierto es que estamos en una crisis atípica y las unidades económicas requieren de más liquidez.
Sin embargo, la realidad es otra, las señales de política económica muestran que estamos obviando a Keynes y a Friedman, como si ya hubieran llenado su cometido.
Las autoridades fiscales anunciaron recientemente en la ejecución presupuestaria de enero, que produjeron un superávit fiscal de RD$ 14,398 millones, como resultado del balance de unos ingresos que ascendieron a RD$ 63,724 millones y gastos por RD$ 49,326 millones. La información a primera vista da la impresión que es un logro, más al auscultar el tema se puede apreciar que no lo es.
Resulta que, conforme al gasto público de enero de 2020, cuando el país no padecía del COVID-19 ni tampoco sus actividades económicas estaban cerradas parcialmente, el monto gastado se situó en RD$ 59,525 millones y el de enero de 2021 en RD$ 49,326 millones, para una diferencia de RD$ 10,199 millones, inferior a un equivalente de un 17.13 %.
El gasto público programado de enero de 2021 fue de RD$67,962 millones y el ejecutado de RD$ 49,326 millones, una diferencia en términos de la ejecución presupuestaria de RD$ 18,636 millones, cuando pudo haber gastado hasta RD$ 63,747 millones sin ninguna dificultad legal ni tampoco de ingresos fiscales, dado que, los ingresos del gobierno alcanzaron el referido monto el primer mes del año.
Para el bimestre enero/febrero de 2021, los gastos fueron menores que los ingresos, permitiendo un superávit financiero en la ejecución presupuestaria de RD$ 13,191 millones.
Los referidos balances superavitarios no favorecen promover la recuperación económica vía el aumento real de la demanda agregada, propiciada por el gasto fiscal. Este comportamiento fiscal inoportuno, parecería estar alineado a una conducta más preocupada a enviarles señales a los acreedores de la deuda pública, en cuanto a que el servicio de la deuda será pagado cuando corresponda, al tiempo de crear las condiciones para ser atractivos la colocación de más bonos soberanos.
Por el ámbito monetario, al 17 de marzo de 2021 la BMR se situaba en RD$ 297,444 millones, cuando en diciembre era de RD$ 320,443 millones, para un 7.2 % menos. Al compararse con su movimiento estacional, el monto resulta alienado con lo histórico; sin embargo, al considerar el contexto, el de hoy es distinto al pasado reciente, dado el largo periodo recesivo de la economía y más aún, al ponderar que las propias autoridades han afirmado que las presiones inflacionarias prevalecientes no son de origen monetario, sino importada.
Tomando en cuenta que el programa monetario de 2021 sitúa el techo de la BMR para el primer trimestre en RD$ 305,000 millones, significa que existe disponibilidad de espacio monetario para elevarlo y que su desmonte no haya acontecido como lo indicado más arriba, especialmente, porque este monto está alineado a la meta de inflación de un 4.0 % prevista para el presente año. Recordemos que en 2020 la BMR estuvo sobre el techo máximo programado, desde marzo hasta diciembre, indicativo de expansión monetaria.
Mientras el entorno fiscal y monetario muestra una posición hacia lo restrictivo, la economía real cae en enero de 2021 en -1.8 %, superior al de diciembre de 2020 que fue de -1.0 % y mucho más que el de enero de ese mismo año que creció en un 4.7 % y el empleo formal a febrero no ha podido reincorporar a 206,074 empleados, que perdieron su trabajo por la pandemia.
Así como es clave que la oferta monetaria en tiempo de recesión económica resulte expansiva para la recuperación, de la misma forma los ingresos fiscales en una coyuntura de caída de la economía en un -1.8 %, no es para procurar ahorro fiscal, sino para gastarlo conforme a lo presupuestado; de manera que, no resulta meritorio exhibir que se ha gastado menos o que la oferta de dinero sea inferior. Keynes y Friedman continúan siendo necesarios, para recuperar la economía y disminuir la pobreza.
Reflexion economica precisan y oportuna,
cojan oido gobierno!!!!
Gracias por leerlo