Inspirado en Alejandro Dumas, con aquella expresión de que “El bien es lento porque va cuesta arriba. El mal es rápido porque va cuesta abajo”. Los resultados económicos negativos desde marzo de 2020 a la fecha -por la ocasión del Covid-19-, fueron tan malos como rápidos y los positivos, alcanzados en los últimos meses, pese al gran esfuerzo, han sido lentos y costosos.
Evaluar resultados es una tarea desafiante, implica comparar -pero antes, con qué comparar- y contextualizar, desapoderándose en lo posible de intereses, para construir una narrativa inclinada a la objetividad e independencia. La presente evaluación, ha sido realizada considerando los aspectos citados.
Los referentes utilizados para la contrastación aquí realizada son el programa de gobierno presentado al electorado por las actuales autoridades, con el que se asumen compromisos y luego legitimización y, la formulación presupuestaria, como política pública que revela las intenciones de una gestión pública para un horizonte de un año.
La propuesta programática contiene como objetivo de la política económica el mantenimiento del crecimiento con estabilidad de precios. Los puntos críticos cuestionan que el gasto público presenta baja calidad, que el saldo primario no cubre los intereses, por lo que generalmente es negativo, que la deuda muchas veces se destina a gasto corriente y ese destino no genera recursos para el repago, ocasionando más deuda a la existente.
El programa de gobierno en el ámbito monetario y cambiario, sostiene una posición crítica respecto al tipo de cambio sobrevaluado, produciendo un sesgo anti-exportador y al retiro de circulante mediante colocación de certificados financieros, amenazando a la estabilidad cambiaria.
Con relación al presupuesto nacional de 2021, los pilares de la pieza financiera dicen, que propiciarán un mayor bienestar para la gente, el relanzamiento de la economía, manejo más responsable del financiamiento y reducción del balance fiscal.
Para cuando se presentó el programa de gobierno, la pandemia ya había comenzado a impactar negativamente en lo económico y social y en ocasión de la aprobación del presupuesto nacional del 2021, las consecuencias en los planos de la economía real y financiera eran notables, e incluso, todavía en desarrollo y la incertidumbre guiaba las decisiones de inversión y consumo, tanto en el plano internacional, como nacional; por lo que, la recuperación económica resultaba incierta en el tiempo y monto.
Hasta el 2019, la economía dominicana llevaba décadas creciendo, encontrando su punto de inflexión con la aparición e impacto de la pandemia. Desde entonces el Índice Mensual de la Actividad Económica (IMAE) -indicador simplificado del producto interno bruto (PIB)-, comenzó a tener un sistemático desempeño negativo, acumulando durante el 2020 una caída de la economía del orden del -6.7 % y del PIB per cápita de US$ 8,583 a US$ 7,544, equivalente a una disminución de un 12.1 %. A partir de febrero de 2021 se encuentra la primera señal de crecimiento continuo, con un 1.1 %, hasta alcanzar un crecimiento para el primer semestre de un 13.3 %, lo que sugiere una recuperación del PIB per cápita del orden de US$ 358.0, para situarlo en US$ 7,902.
La marcha de la economía durante los primeros seis meses del 2021 ha hecho variar la estimación original que se tenía de la economía, que daba cuenta de un 5.0 % de crecimiento anual, para situarla en un 7.5 % y con expectativas de una mayor expansión al cierre del año. En cualquiera de los dos escenarios, estaríamos frente a un evidente y holgado cumplimiento de la meta de crecimiento original de la economía.
La expansión mostrada por la economía no parece tener explicación por el lado del papel de la inversión pública, dado que el gasto de capital a julio de 2021 asciende a RD$ 30,552 millones, equivalente a un 6.5 % del gasto público total, cuando en el presupuesto vigente se tiene contemplado un 13.8 % y a julio debió ejecutar un acumulado de RD$ 71,842 millones, especialmente en el nuevo escenario de la reestimación de los ingresos fiscales por un monto adicional que llega a RD$ 20,051 millones.
En virtud de la alta prioridad que le ha dado el gobierno a la recuperación del turismo por su incidencia en la generación de divisas, empleo y otros efectos favorables hacia la cadena de producción y comercialización de productos de origen agropecuario, manufacturero y servicios se puede afirmar que el sector aun se encuentra distante de alcanzar los niveles pre pandémicos. En el primer semestre del 2021, el gasto promedio de los turistas extranjeros fue de US$ 130.65 y en 2019 de US$ 137.25, el de los dominicanos no residentes en el país de US$ 706.0 vs US$ 812.0.
Los ingresos fiscales provenientes del turismo a junio del 2019 fueron de RD$ 5,493 millones; en cambio, para junio de 2021 ha sido de RD$ 3,998 millones, para una diferencia de RD$ 1,495 millones. La tasa de ocupación hotelera a junio de 2019 alcanzó un 79.6 % y para el mismo mes en 2021 registró un 39.9 %, equivalente a una diferencia de 39.7 puntos porcentuales (pp) y respecto a la llegada de turistas, mientras a junio de 2019 ingresaron 3,575,298, a junio de 2021 fueron 1,897,643, para una caída de 1,677,655.
Respecto al tema del empleo formal, a marzo de 2020 el nivel de ocupación alcanzaba 1,962,593 y a causa de la paralización parcial de la economía el nivel mínimo descendió a junio a 1,444,917. La recuperación del empleo comenzó en julio del 2020, situándose a junio del 2021 en 1,831,156, restando para completar el nivel pre pandémico 131,437 empleos.
En cuanto al empleo informal, las cifras más recientes del 2021 lo colocan en 2,156,669, la segunda cantidad más alta desde el 2014, lo que podría ser el resultado de la pérdida del empleo formal y la no absorción por el mercado laboral de la nueva fuerza trabajo que demanda empleo. La oferta oficial plantea reducir la informalidad en el mercado laboral, mediante un conjunto de acciones, pero, al contrario, la informalidad ha aumentado en 222,498 desde el segundo trimestre del 2020.
Una derivación de la contracción económica de 2020 y primer mes de enero de 2021, así como la caída del empleo, resultó en una elevación de la pobreza monetaria general y extrema, la que conforme a los datos del 2020 la primera se ubica en 23.4 %, creciendo un 2.4 pp y llevándola a los niveles de mediado del 2017 y la extrema aumentó de un 2.7 % a un 3.5 %, entre el 2019 y el 2020. El aumento de la pobreza no fue mayor por programas sociales como Quédate en casa, que evitó que 500 mil dominicanos no se sumaran a la pobreza.
En lo referente al comportamiento de los precios a nivel del consumidor, al menos tres variables han estado incidiendo en la elevación de la tasa de inflación local: el aumento del circulante, el incremento de los precios internacionales y la elevación de la demanda interna. La inflación doméstica interanual a julio de 2021 se ha colocado en un 7.88 %, para una desviación de 2.88 pp sobre el techo de la meta de inflación del año, que es de un 5.0 % y la acumulada a julio es de un 4.57 %, ubicándose dentro del rango de la meta. El hecho de que la inflación se desacelere, no indica que los precios no estén más altos.
En términos del costo de la canasta básica nacional, pasó de RD$ 36,300 en septiembre de 2020 a julio de 2021 a RD$ 38,625, para un incremento equivalente a RD 2,325. Razonablemente, el índice de precios de los alimentos a nivel internacional que calcula la FAO, soporta el argumento que indica un efecto traslado desde el exterior a dominicana. El referido índice ha variado un 29.6 % de julio a julio de 2021 vs 2020, aunque se ha desacelerado en el último mes.
Asociado a la presión de los precios locales, la demanda interna del primer semestre de 2021 vs iguales meses de 2020 ha crecido en un 31.8 %, este aumento contribuye a elevar los precios, variable que se explica por la recuperación parcial del empleo, la economía y el aumento de la liquidez, que se ha colocado ligeramente sobre el límite del techo máximo y en ocasiones hasta sobre el techo durante los primeros siete meses del 2021, cuando en el histórico regularmente se ubica por debajo del punto medio. La base monetaria restringida a agosto es de RD$ 320,666 millones, indicativo de la política de expansión monetaria.
Un factor amortiguador que le ha restado presión a la inflación importada ha sido el comportamiento del tipo de cambio durante los meses de enero a agosto de 2021, al apreciarse la moneda nacional en un 1.94 % vs la depreciación que se produjo durante los mismos meses del 2020 que ascendió a un 10.40 % y, en el plano local, la política de subsidio a los combustibles, el pan, pollo, huevo y carne de cerdo, también ha sido una forma de contener la inflación por la vía administrativa y no del mercado, por un monto no menor a los RD$ 6,000 millones en el primer semestre de 2021.
Pese al gobierno absorber los aumentos de precios de los derivados del petróleo por varios meses y a las críticas en el pasado, los precios de los combustibles han crecido desde el 28 de agosto de 2020 al 13 de agosto de 2021, aumentando desde RD$ 206.60 la gasolina premium a RD$261.80, la regular de RD$ 196.30 a RD$243.30, el GLP de RD$ 111.80 a RD$ 127.10 y el gasoil regular de RD$ 128.0 a RD$ 188.90.
Los resultados del tipo de cambio resultan en un choque de intereses; mientras la depreciación generó un sesgo pro importador -al abaratar en moneda nacional las compras en el exterior-, para los exportadores en cambio, le produce un sesgo anti exportador -al encarecer el valor en moneda extranjera de los productos y servicios exportables.
Un factor que ha favorecido la apreciación del tipo de cambio, es el alto nivel que han alcanzado las reservas internacionales netas, al situarse en agosto de 2021 en US$ 12,143.8 millones vs las que hubo en agosto de 2020, que eran de US$ 7,018.6 millones, el referido incremento va acompañado por un costo financiero. En la actualidad las reservas cubren el 60.0 % del total de las importaciones anuales y previo a la pandemia cubrían en torno al 36.0 %.
El aumento de las reservas no está respaldado por los ingresos en divisas del turismo, tampoco de la inversión extranjera directa, y menos aún de las exportaciones, sino solo por el crecimiento de las remesas -resultado del sacrificio y solidaridad de la diáspora dominicana radicada en los Estados Unidos, la disminución de las importaciones y del aumento de la deuda externa.
La propuesta programática, también se pronuncia en contra del aumento de los valores en circulación del Banco Central, entre otras razones, porque representa una amenaza a la estabilidad cambiaria y al déficit cuasi fiscal. Al asumir las actuales autoridades la dirección del gobierno, los referidos valores alcanzaban los RD$ 624,104 millones y al 4 de agosto del 2021 se han situado en RD$ 781,091 millones, para un incremento de RD$ 156,987 millones y de un 25.1 %.
La posición fiscal oficial indica que a mediano plazo deberá corregirse el déficit fiscal. El balance fiscal del 2020 cerró con un déficit compartido por la administración anterior y presente de un 7.7 % del PIB, entendible por ser cónsono con la política de expansión fiscal y caída de los ingresos tributarios en época de pandemia; sin embargo, para el 2021 se ha previsto una elevación del déficit de un 3.0 % a un 4.5 % del PIB en el presupuesto complementario, en un escenario donde los ingresos fiscales muestran una recuperación durante el primer semestre de RD$ 20,051 millones sobre el estimado original. Si la elevación del déficit fiscal obedece a la continuación de una política de expansión fiscal puede considerarse racional; pero las señales del estancamiento del gasto social y la caída del gasto de capital no parecen respaldarla.
En términos del balance fiscal primario, durante los primeros siete meses del 2021 se situó en valores positivos ascendente RD$ 129,281 millones, representando una mejoría en el balance, el resultado, aunque ayuda a aliviar el peso del servicio de la deuda sobre los ingresos tributarios, también puede ser señal de una desaceleración del gasto hacia los más vulnerables, como ha sido el caso del desmonte de los programas sociales implementados en el 2020, en ocasión de la pandemia.
Los continuos déficits fiscales dominicanos han originado el aumento permanente de la deuda del sector público no financiero. La oferta programática asumió el compromiso de reducir la referida deuda y la de en dólares; sin embargo, los resultados en el primer año de gobierno no muestran que se dirija a esa dirección, dado que el stock de la deuda pública pasó de US$ 43,091 millones en septiembre de 2020 a US$ 47,406 millones, para un aumento de US$ 4,315 millones; mientras que, la externa se elevó de US$ 30,702 millones a US$ 32,948 millones.
Como indicador, la deuda gobierno central/PIB pasó de 54.7 % en septiembre de 2020 a 56.6 % en diciembre del mismo año, para luego situarse a julio de 2021 en 54.0 %. El comportamiento relativo hacia la disminución puede producir una ilusión de la deuda, porque en la realidad no se ha originado una merma en el stock de la deuda, al contrario, se ha elevado, el efecto se debe a una mejoría en la recuperación del PIB y por la apreciación del peso, que ha favorecido el aumento de la economía en dólares.
La promesa de reducir los intereses de la deuda sobre los ingresos tributarios, al concluir el primer año de gestión gubernamental no encuentra respaldo de mejoría en la ejecución presupuestaria, al situarse en los primeros siete meses en un 20.5 %, cuando en el 2018 y 2019 fue de un 20.3 %.
En cuanto a la promesa de mejoría en la calidad del gasto público -medido por el gasto social-, la evidencia del presupuesto formulado de 2021 y la ejecución en la clasificación funcional del gasto público, indican que se sitúa en 46.4 % a julio del año en curso, similar al del 2019 y conforme a lo proyectado en el programa macroeconómico de mediano plazo, al 2024 no se aprecia variación de importancia, porque lo sitúa en torno al 47.0 %.
En la misma línea del gasto, el de la clasificación económica, pese a que en el presupuesto vigente sitúa al gasto de capital en un 13.8 %, en los primeros siete meses del 2021 acumula una ejecución de tan solo el 6.5 %, muy distante del parámetro legal presupuestario y también de la ejecución histórica del gasto que ronda el 14.0 %. El deterioro en la ejecución del gasto de capital, evidencia que la economía dominicana en el ultimo año no se ha capitalizado por la vía del accionar público y poco ha aportado a la recuperación del PIB.
Mientras el gasto de capital pierde importancia, el gasto corriente aumenta, situándose en 93.5 % en los primeros siete meses del 2021 y como uno de los componentes de esa partida objetal, en remuneraciones en los referidos meses se erogaron RD$ 120,106 millones, cuando para igual periodo de meses en el 2020 fueron RD$ 118,726, lo que indica que antes de disminuir ha aumentado en RD$ 1,380 millones.
En la lectura puede apreciarse que el desempeño económico y financiero presenta mejoras, pero estas se han logrado con un sacrificio significativo en costos sociales y financieros, tanto para la actualidad, como para el futuro de las distintas generaciones de dominicanos.