Con frecuencia se escucha y se lee que la tasa de inflación no representa verdaderamente la variación de los precios. Al margen de la discusión, lo cierto es que el dato ofrecido por el Banco Central es el oficial y que puede o no medir el aumento de los precios que el imaginario social considera; pero también es cierto, que cuando en forma generalizada se escucha decir en los hogares, comercios, medios de comunicación y por doquier, que las cosas están caras, es una señal inequívoca de que el alza de los precios está impactando negativamente los bolsillos y la cartera de la gente.
Los que residimos en la República Dominicana tenemos que prepararnos para nuevos aumentos de precios en el futuro cercano de los productos y servicios de la canasta básica y de los que se encuentran fuera de la cesta y ante la inacción gubernamental, por la ausencia de un plan antinflacionario oficial, capaz de mitigar las causas de la inflación en el componente nacional.
La acción gubernamental para impactar sobre la tasa de inflación puede emprenderse por el lado fiscal y monetario. En el primero, mediante el manejo del balance fiscal y de la deuda y en el segundo, a través de la tasa de política monetaria, el encaje legal y también, con el manejo de venta de deuda en coordinación con el ámbito fiscal.
El comportamiento del componente importado de la inflación, vaticina también nuevos incrementos de precios, la subida de valor del barril del petróleo WTI, que en esta semana alcanzó los US$ 110.0 en el mercado internacional, el incremento del precio del trigo que en un mes ha pasado de US$ 777.0 a US$ 843.0, equivalente a una variación de un 8.5 % y el maíz de US$ 625.0 a US$ 695.0, para un aumento de un 11.2 % y la elevación del Índice de Precios de la FAO de enero que se elevó en 1.2 % y la previsión de más aumentos de precios ocasionado o promovido por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
En el lado local, además del nivel de inflación de enero del 2022, que alcanzó un 1.18 %, también se puede anticipar nuevos incrementos de precios, movido por lo que se denomina la antesala del movimiento de los precios, que lo provee el Índice de Precios al Productor, como último eslabón en la formación de los precios, antes de llegar al consumidor final y el Índice de los Costos Directos de la Construcción de Viviendas.
Aunque sin evidencia empírica dominicana, la literatura económica recoge distintos estudios que soportan el vínculo entre los índices de precios del productor y el de consumo, por lo que, no resulta descabellado indicar que el primer índice puede tener capacidad predictiva sobre el de consumo. En algunos países latinoamericanos que la han medido, muestra que puede anticipar el pronóstico del nivel de inflación en dos meses.
En el país, la Oficina Nacional de Estadística mide tres tipos de índice asociados al productor, como el del Índice de Precios al Productor de la Sección Manufactura, que, en los últimos 12 meses, cortado a diciembre del 2021, última fecha de actualización, ha variado en un 9.76 %, mismo que por sus componentes de productos elaborados de metal, en la industria textil, cuero, muebles, refinación de petróleo, entre otros, puede anticipar la elevación de precios al consumidor.
Con relación al Índice de Precios al Productor de la sección Servicios se elevó en el acumulado de los doce meses del 2021 en un 5.17 %, destacándose el incremento de los alojamientos y el transporte.
En lo que respecta al Índice de Costos Directos de la Construcción de Viviendas, creció en los últimos 12 meses en un 15.87 %, los principales renglones de la elevación de los costos se encuentran los subcontratos, materiales, equipos y herramientas.
La inflación se forma, transfiere, trastorna e impacta y como puede ser anticipada, la mayor responsabilidad recae en la política monetaria, que debe controlarla hacia el rango de la meta y el ámbito fiscal, colaborar en ese propósito, con un accionar en la ejecución presupuestaria balanceada, al tiempo de dejarle el espacio que le corresponde a la dominancia monetaria en la materia que le compete.
El factor incidental de la inflación, se suma al conjunto de riesgos a lo que está expuesta la economía y se expresa en la incertidumbre que provoca en las decisiones de inversión -por el tema de la tasa de rendimiento-, de consumo -porque precipita el consumo al deteriorar el salario-, el fiscal -ante impactos en el balance fiscal y su incidencia en propiciar crecimiento económico.
Durante el inicio de la pandemia por COVID-19 y el cierre parcial de la economía, la inflación no era una amenaza para el activismo monetario, tanto así, que la variación de precios resultó negativa para los meses de febrero a mayo del 2020, razón por la que, la tasa monetaria bajó y se liberalizó una parte del encaje legal del sistema bancario nacional. Sin embargo, a partir de junio del 2020 los precios comenzaron a crecer, convirtiéndose desde entonces en una amenaza para la estabilidad y el crecimiento económico requerido para la recuperación.
Ante el proceso inflacionario dominicano, el Banco Central elevó la tasa de política monetaria de un 3.0 % a un 5.0 %, que a su vez induce a un incremento de la tasa de interés bancaria, incrementando el costo de la inversión, variable que puede reducir el nivel de rentabilidad de las inversiones, constituyendo un riesgo adicional al incentivo de la decisión de invertir.
El riesgo de la inflación sobre la demanda, se deriva en que los consumidores, ante salarios fijos, su poder adquisitivo se deteriora, restándole capacidad de consumo. Un salario mínimo nominal de RD$ 20,000 que paga la empresa grande desde julio del 2021 a enero del 2022, en términos reales ha pasado de RD$ 18,320 a RD$ 17,452, para una pérdida de RD$ 867.0 en 6 meses.
En términos del crecimiento que requiere la recuperación económica post pandemia por COVID-19, puede verse comprometida por el riesgo de la inflación, dado que, al encarecerse la inversión y acontecer una caída en el poder de compra del salario, la demanda agregada de la economía puede descender, restándole capacidad de motorizar la expansión de la economía.
El lector ha podido apreciar, con el examen del comportamiento de los precios internacionales de las materias primas, así como, el de los índices de precios del productor y costos de la construcción de viviendas locales, que son señales que pueden ser consideradas con pocos riesgos a la equivocación, como la antesala de la inflación que padecerán los consumidores finales de la economía dominicana en las próximas semanas, al tiempo de potenciar los riesgos inherentes al desempeño de la economia.