Sin lugar a dudas que las remesas familiares han jugado un papel económico/social clave en varios países, donde una parte de sus ciudadanos emigraron para residir en otras naciones, rol que está sustentado en una robusta evidencia empírica internacional, tanto por los lados macroeconómico y microeconómico, como en el social. Esta opinión aborda el primer lado, especialmente en cuanto a la función que tienen las remesas que envían los dominicanos residentes en el extranjero sobre determinadas variables de la economía nacional.
La economía dominicana tal y como ha sido reconocida por diversas instituciones de asistencia técnica, cooperación y financiamiento internacional, continúa mostrando un crecimiento en su Producto Interno Bruto (PIB), con estabilidad en los precios del consumidor, del dinero bancario y el de las divisas, con la ventaja que ese desempeño acontece en un ambiente de disminución en la tasa de desempleo abierto y ampliado y además en la tasa de pobreza general de la población.
Es válido reconocer, que el desempeño de la economía nacional se ha producido en un entorno de déficit fiscal permanente y de un aumento en el nivel de endeudamiento interno y externo; lo que hace comprometer las finanzas públicas para distintos plazos, al tiempo que la expone a eventuales riesgos.
Justo en el escenario de crecimiento con estabilidad, es que las remesas recibidas por la economía dominicana adquieren mayor relevancia, debido a que son recursos líquidos en divisas que entran al mercado, sin que haya ninguna contraprestación de servicios o en producción por el lado nacional, transferencias que se producen por esas razones sin ningún tipo de costos y riesgos para la sociedad; de ahí que, al aprovechar el país el excedente de ahorro externo, su efecto positivo sobre el comportamiento de la economía es destacable.
En la valoración anterior, en cuanto al panorama descrito, radica una parte importante del papel positivo que juegan las remesas sobre la expansión de la economía y en el mantenimiento de su estabilidad.
A consecuencia del aporte por diferentes fuentes de divisas que ingresaron al territorio dominicano, en su mercado cambiario durante el 2017 se ofertaron moneda dura por un monto de US$ 23,047 millones y una demanda equivalente a US$ 22,605 millones, siendo diciembre el mes de mayor monto transado en el referido mercado.
En orden de importancia, las principales fuentes de generación de divisas que tiene la economía nacional son las exportaciones, el turismo, las remesas y la inversión extranjera directa, las cuales al cierre del 2017 aportaron a la economía un monto equivalente a US$ 26,779 millones, de ese monto, las remesas tuvieron una participación ascendente al 22.0 % del total, para un tercer lugar.
La relevancia de las remesas para la economía local, se observa por el aporte al PIB, que alcanza el 8.0 %; en adición, también se puede destacar que su contribución supera al que realiza el sector agropecuario, el que solo es del 5.7 % del PIB; así mismo, supera por separado los montos de la inversión extranjera directa, las exportaciones nacionales y de las zonas francas.
La contribución que hacen las remesas dentro del total de las fuentes de ingresos de divisas en el mercado cambiario local, es una señal concreta de la importancia del papel que ellas juegan en términos económicos, que se potencializa al examinar algunos indicadores que se pueden construir para apreciar la magnitud del rol de los dólares que ingresan al país sobre determinadas variables.
Luego, al ponderar el papel de las remesas sobre las operaciones en el mercado cambiario nacional, que aportan alrededor del 26.0 % del total, en forma separada muestran una cobertura sobre el nivel de las importaciones de aproximadamente el 33.0 % y si la consideración se realiza respecto a las reservas internacionales netas, su contribución supera el 87.0%.
Al evaluar el financiamiento externo que recibió el presupuesto nacional durante el 2017, que ascendió a US$ 2,786 millones y lo comparamos con los ingresos por concepto de remesas familiares que recibió la economía local y que registró un monto de US$ 5,912 millones, se puede apreciar que las remesas superan el endeudamiento público contratado del sector no financiero, en un valor que ronda los US$ 3,126 millones.
Como se ha podido advertir, la medición del impacto de las remesas sobre el conjunto de los indicadores expuestos, permite presentar la dimensión de la importancia que tienen las divisas por ese concepto, en un escenario en el que la economía dominicana no incurre en ningún tipo de costos para beneficiarse del monto de los dólares que ingresan por el referido concepto.
Del monto total en remesas recibidas en el territorio dominicano, el 74.0 % proviene de los Estados Unidos, seguido por el 13.0 % que se origina en España y en un tercer lugar Italia con 1.4 %; en términos de género el 55.0 % de las remesas la reciben las mujeres y el 45.0 % los hombres, con relación al uso que se les da, el 76.0 % se destina al consumo y el 6.0 % a vivienda, entre otros destinos y respecto a las principales localidades que las reciben, el Distrito Nacional absorbe el 32.0 %, seguido de Santiago con el 15,0 %.
En adición al papel ya descrito precedentemente por las remesas sobre la economía, no resulta despreciable mencionar el rol que podrían tener sobre el problema de la distribución del ingreso en la República Dominicana, el que resulta alto su concentración, a juzgar por el índice del Coeficiente de Gini, situado en 0.46, en una escala que va del 0 al 1; razón que invita a que se ausculte la incidencia que podrían tener las remesas en la distribución de los ingresos.
De manera que, las remesas familiares como rubro importante de las transferencias de la cuenta corriente dentro de la balanza de pagos del país, constituyen una inyección de recursos de alta calidad, por aquello de su costo cero y por la capacidad de influir en forma positiva sobre la operatividad y estabilidad de la economía nacional.