Cuatro mitos sobre la economía dominicana

   Los mitos en la antigüedad surgieron a partir de la necesidad de ofrecer explicaciones acerca de fenómenos naturales como la lluvia, el relámpago, la vida, la muerte, los astros, las enfermedades, entre otros fenómenos y padecimientos que acontecen. El mito nace, de ese modo, señalado por su función esencial, ofrecer respuestas respecto de lo que las cosas y el hombre son.

   Tres características distinguen a los mitos antiguos, su origen colectivo, transmisión oral y autoría anónima, en contraposición a muchos mitos del presente, que se construyen con intencionalidad definida, tienen autores unipersonales o institucionales, así como, hasta se formulan por escrito y se construyen con base al conocimiento y hasta sustentado en ciertos datos, lo que permite que se acerquen a la posverdad por la distorsión deliberada y el manejo de sentimientos.  

   En el pasado hasta cierto punto los mitos como narrativas acerca de determinados sucesos inexplicables se justificaban ante la ausencia de conocimientos científicos y de medios para comprobarlos, pero en el presente la construcción de mitos oculta propósitos y esto se realiza a pesar de la disponibilidad métodos, herramientas y demás recursos, en adición al conocimiento acumulado alcanzado, construido con el transcurrir del tiempo. 

   Tanto en el pasado como en el presente, los mitos procuran que la población se forme una respuesta, explicación o creencia acerca de los fenómenos o hechos y en ocasiones forma parte de la memoria histórica de las sociedades, con el agravante de que cuando eso acontece, los que trabajan en la construcción de la verdad científica encuentran mucha resistencia para lograr desmitificarlo. Los mitos levitan, porque no tienen pies para sostenerse, pero cuando están arraigados en la memoria histórica cuesta derribarlos.

   Ninguna sociedad ha escapada a los mitos, porque todas en su momento carecieron de conocimientos o el saber era insuficiente y defectuoso. En el caso de la República Dominicana, también tenemos mitos y parecen incontables y de toda naturaleza, aquí le presento algunos de ellos como muestra.

-La mujer embarazada no puede desrizarse el pelo porque le hace daño.

-Los antojos de la mujer embarazada hay que dárselo, porque si no, le sale al niño.

-Si te pica la mano derecha es porque te va a entrar dinero.

-La cartera no se pone en el piso para que no se te aleje el dinero.

   En el campo de la economía dominicana, al menos cuatro mitos puedo mostrar en esta opinión, uno de naturaleza monetaria, otro fiscal y dos de tipo presidencial. Para desmitificar los mitos se requiere tener una postura crítica, estudiarlo, conocerlo, procurar datos, analizarlos con rigor, de manera que, se pueda sustentar la refutación y presentar los resultados.

   Mito 1 (presidencial): Estamos haciendo mucho más con menos.

   Así se expresó el presidente de la República el 27 de febrero de 2021, en ocasión de su primera rendición de cuentas al país.

   Desmitificando el mito 1: La afirmación puede descomponerse en dos, pero solo basta con abordar la parte que indica con menos recursos y contrastarla con la evidencia que indica que, entre agosto de 2020 a febrero de 2023 el gobierno ha gastado RD$ 2.77 billones, monto que la historia de las finanzas públicas no registra haberse erogado en el referido corto tiempo en el pasado, lo que demuestra que la presente administración es la que ha gastado más respecto a otros gobiernos en la historia de la República.

   Mito 2 (monetario): La inflación en dominicana luego de la pandemia es importada.

   El argumento que presenta el Banco Central para la afirmación expuesta en el mito 1 y que ha sido presentada de manera insistente en la mayoría de los informes mensuales sobre el comportamiento de los precios durante todos los años 2021 y 2022, es como esta: “La institución reitera que la evolución de los precios internos ha estado impactada por la situación de los mercados comerciales internacionales en el que se han generado cuellos de botella en las cadenas de suministro, combinado con aumentos sustanciales en las tarifas de los contenedores y fletes globales. Igualmente, han incidido otros factores externos, tal como el incremento de las cotizaciones de los insumos alimenticios y otras materias primas.”

   Desmitificando el mito 2: Si la inflación es importada, entonces, cómo es que el Banco Central afirma que ha utilizado política monetaria local para enfrentarla, al indicar que, “La institución considera importante mencionar que el comportamiento descendente de la inflación obedece principalmente a que la dinámica inflacionaria continúa respondiendo favorablemente a la combinación de las medidas de política monetaria adoptadas por el Banco Central y los subsidios del Gobierno a los combustibles y al sector agrícola, junto al congelamiento de la tarifa eléctrica.”

   En adición a nuestra argumentación, esta opinión agrega que la evidencia que muestra la inflación de los bienes no transables durante el 2021 hasta lo que va de 2023, -con incrementos de precios de un 10.49 %, un 8.31 % y un 6.45 % interanual- testimonian que la inflación no está asociada al comercio exterior. La inflación dominicana alcanzó niveles muy superiores a la meta de inflación de un 4.0 %, cuando registró un 8.5 % en el 2021, en el 2022 un 7.8 % y en lo que va de 2023 un 6.4 %, es una inflación con un componente nacional más que el importado. Similar comportamiento manifestó la inflación subyacente que está asociada al movimiento monetario local.

   Alineado a los factores internos, se encuentra la expansión del gasto público, que en el 2020 se elevó sobre el 30.0 % y durante los años siguientes los nuevos incrementos se le sumaron al del referido año, justo cuando la tasa de inflación comenzó a manifestar el crecimiento sostenido de los precios.

   Mito 3 (presidencial): Hemos disminuido la deuda pública dominicana.

   En el discurso de rendición de cuentas del pasado 27 de febrero, el presidente Abinader dijo “la deuda consolidada respecto al Producto Interno Bruto cuando asumimos el gobierno en agosto de 2020 era de 61.0 % y al cierre de 2022 fue del 59.1 %”, sin embargo, en la web del BC se publica que es 58.6 %, de todas maneras, en cualquiera de los dos números, lo cierto es que el dato muestra una manipulación.

   Desmitificando el mito 3: El año seleccionado para la comparación no es representativo, habida cuenta de lo acontecido en el 2020, en ocasión de la pandemia que hizo todo atípico. En el 2019, -año de normalidad- la presión de la deuda pública consolidada era de un 50.5 % del PIB, si equiparamos la presión de la deuda de 2022 con cualquiera de los dos datos mencionados correspondiente al año pasado, resulta mayor en 8.6 y 8.1 puntos porcentuales.

   De todas formas, al elegir y comparar el saldo de la deuda a septiembre de 2020, que fue de US$ 51,945 millones con diciembre de 2022, que fue también de US$ 66,764 millones, se aprecia un aumento equivalente a US$ 14,869 millones, lo que evidencia que la deuda aumentó en vez de bajar.

   Para sumar otro elemento a la desmitificación, tenemos que, al manejar el PIB en dólares, este indicador creció por efecto de la apreciación del peso dominicano, la inflación y el propio aumento del PIB real y como esa variable juega el papel de denominador en la construcción del indicador de la presión de la deuda, resulta que muestra una ilusión como si la deuda bajara, cuando lo cierto es que se ha elevado.

   Mito 4 (fiscal): La deuda pública por déficit presupuestario genera inflación.

   Desmitificando el mito 4: Muchos profesionales y políticos creen que el déficit fiscal -equivalente al presupuestario- es también causante de inflación en la economía.   

   El déficit presupuestario, en su fuente interna, fundamentalmente se financia de dos maneras, colocando y vendiendo bonos al público y, además, al sistema bancario local.

Año2007/082011/122015/162016/172018/2019
Saldo de la deuda interna, millones1,002 a 2,0444,967 a 6,5927,907 a 9,1919,191 a 10,72210,593 a 12,559
Inflación, %4.523.911.704.203.6

   Cuando los bonos domésticos se le vende al público no crea inflación, porque el dinero en circulación no es aumentado, al pasar de la gente al gobierno y este termina gastándolo; en cambio, si son vendidos a la banca, puede ocasionar inflación, dado que estas entidades tienen capacidad de crear dinero por aquello del multiplicador bancario. En el caso dominicano un 16.5 % del total de los bonos han sido adquirido por el sistema bancario, pudiendo crear inflación, pero su bajo monto es poco lo que puede presionar.

   En la evidencia recabada, encontramos, que, durante los años 2008, 2012, 2016, 2017 y 2019, -años de normalidad económica- la deuda pública interna del sector no financiero mostró sus mayores niveles de aumentó, llegando en algunos casos hasta duplicar su saldo, sin embargo, la tasa de inflación, -aun sin el país tener meta de inflación- se mantuvo dentro de su rango, al situarse entre un 1.70 % a un 4.52 %, indicativo de una adecuada estabilidad de precios al consumidor final.

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