El pasado 12 de julio el presidente de la República, Luis Abinader, dispuso mediante el decreto 432-21 la implementación de la fase 2 del Plan de Flexibilización a partir del 14 de julio, consistente en reducir el horario del Toque de queda desde las 11:00 de la noche a 5:00 de la mañana y los sábados y domingos desde la 9:00 PM a 5:00 AM, así como también, el expendio de bebidas alcohólicas quedó restringido al horario indicado.
Lo dispuesto es el resultado de haber avanzado en la disminución de la tasa de positividad diaria, que se encuentra al momento de este escrito en 10.79 %, cuando semanas atrás se ubicó en torno al 20.0 %, al tiempo de lograr una cantidad de ciudadanos vacunados ascendente a 9,263,829, de los cuales con la primera dosis son 5,350,169, con la segunda de 3,723,277 y con una tercera dosis de refuerzo 190,383. La meta del Plan de Vacunación es inocular 7.8 millones de personas.
La comunidad internacional, las autoridades locales y la población en general desde que las distintas farmacéuticas desarrollaron vacunas y han sido aprobadas de emergencia, se ha cifrado la esperanza de controlar el Covid-19, como la forma más segura de alcanzar la inmunidad colectiva inducida. A partir de entonces, se ha desatado una guerra desigual para acceder a las vacunas -en donde algunos países han adquirido cantidades que sobrepasan a su población y han dejado a merced del destino a naciones pobres- originando ventajas para su inmunidad, pero perjuicios para la inmunidad regional o global.
Los países que lideran los mayores porcentajes de vacunados, respecto a su población total se encuentran Israel, Emiratos Árabes, Bahréin, Chile, Estados Unidos, Reino Unido y Hungría, que cuentan entre un 60.0 % a un 100.0 % su población inoculada.
Con relación a sostener la inmunidad colectiva inducida, no existe consenso de si podrá lograrse, dado el hecho de que las personas puedan reinfectarse, ya sea por el surgimiento de una nueva variante del Covid-19, no contemplada en las vacunas desarrolladas hasta el momento, por la inexistencia de vacunas para niños menores de 12 años o bien, porque el nivel de eficacia podría facilitar el contagio repetido.
El cuadro anterior se agrava porque aún no se disponen de estudios que determinen con certeza durante qué tiempo una persona contagiada mantiene anticuerpos en su organismo, que impida volver a contagiarse, además, las penumbras de si los vacunados pueden infectarse y transmitir el virus. Sobre lo que sí hay consenso es acerca de la reducción del contagio sintomático y también de los internamientos, incluso evitando los casos graves y letales.
En la comunidad científica vinculada al tema epidemiológico, existen opiniones distintas en cuanto al porcentaje de personas vacunadas que se requiere para alcanzar la inmunidad colectiva inducida y que sirva de resistencia a la propagación del Covid-19; sin embargo, un grupo importante de ellos considera que se necesita entre un 70.0 % a un 85.0 % de población vacunada.
Al momento de aprobarse y comercializarse las distintas marcas de vacuna contra el Covid-19, el grado de eficacia a nivel de los ensayos clínicos, en orden de importancia es como sigue: Pfizer con 95.0 %, Moderna 94.1 %, Sputnik 91.6 %, AstraZeneca 76.0 %, Johnson & Johnson 72.0 % y Sinovac 50.7 %.
En materia epidemiológica, conocer el número básico de reproducción, conocido como RO, resulta clave para afrontar una enfermedad de naturaleza contagiosa, especialmente cuando ha adquirido la dimensión de pandemia, debido a que en función de la métrica deberán formularse las políticas sanitarias de un país con la finalidad de controlarla, conseguir la inmunidad colectiva inducida, eliminarla o erradicarla.
El mundo sanitario conoce las métricas de enfermedades contagiosas, como la del Sarampión, transmitida vía aérea, situada la más alta con un RO de 12 a 18, la Tos ferina de 12 a 17, propagada por gotitas en el aire, la Difteria de 6 a 7 que usa a la saliva de vehículo, el Polio de 5 a 7 que se conduce oral-fecal, la Rubéola de 5 a 7 por gotitas en aire, el Ébola de 2 a 3 por contacto directo con órganos y líquidos y el Covid-19 de 1.5 a 3.5 por vía aérea, todas por cada persona contagiada.
El ritmo reproductivo o de contagio podrá ser reducido a una métrica menor a 1, fundamentalmente por la vacunación contra el Covid-19, complementada por las políticas preventivas de la relación social y laboral. Como se ha estado implementando un plan de vacunación, cabe la pregunta, ¿qué porcentaje de la población de República Dominicana tiene que inocularse para lograr la inmunidad colectiva inducida?
Dependiendo de la población objetivo a vacunar desde 12 o 18 años de edad y el rango métrico, que es de un 70.0 % a un 85.0 % para alcanzar la inmunización inducida que establece la barrera para evitar la propagación de menos de una persona mínima por cada contagiado del Covid-19, la cantidad de vacunados en el país, si se asume el 70.0 % y desde los 12 años de edad, serían 5,637,885 y si es un 85.0 %, la población inoculada se elevaría a 6,846,003. De considerar a la población desde los 18 años de edad y 70.0 % de la métrica, los vacunados serían 5,238,578 y 6,361,131 con el 85.0 %.
Al considerar el nivel de eficacia de la principal vacuna con la que se ha estado inoculando a la población dominicana, con un nivel de un 50.7 % contra la infección sintomática, significa que, para poder aumentar ese porcentaje, se debe elevar la cantidad de vacunados a no menos del 85.0 % de la población y no el 70.0 % del rango previsto, a fin de lograr una mejor inmunización colectiva inducida.
De asumirse el 85.0 % y desde los 12 años de edad, faltarían por vacunar en el país con las dos dosis 3,132,347 personas y si consideramos el 70.0 % previsto en la actualidad, serían 1,924,229 personas.
Aumentar a un 85.0 % la población vacunada con dos dosis y mantener al menos el uso de mascarilla, sería una mayor garantía para que la desescalada permita una reapertura segura de la economía dominicana y el retorno al crecimiento sostenido previo a la pandemia.
En torno a la discusión de una tercera dosis, habría que ponderar también su costo económico versus el de elevar el techo del rango de la métrica con la actual vacuna que se ha estado suministrando a la mayoría de la población dominicana. Esa evaluación económica desborda el límite temático de esta opinión, por lo que deberá ser tratado en otra entrega.
De todas formas, solo el tiempo y los planes de vacunación podrán revelar si la eficacia de laboratorio de las vacunas será menor o mayor que la efectividad en condiciones de las realidades sociales y sanitarias típicas de cada uno de los países donde se han estado suministrando, el que tendrá la última palabra sobre el nivel de efectividad de las distintas vacunas.