Los lados A y B del crédito BAGRÍCOLA

El tema Agropecuario no tiene la atención debida en los medios de comunicación, a no ser que un fenómeno natural le afecte directamente o que por otras causales, algunos rubros de importancia estratégica, como por ejemplo el arroz, suba de precio; el plátano escasee en el mercado o si la producción de pollo será suficiente para suplir las demandas del mes de diciembre y, como algo menos relevante, si el ajo importado compite en precios con el local, ocasionando pérdidas en nuestra producción.

En la República Dominicana, el sector Agropecuario ha transitado por la misma trayectoria que han seguido otros países que han ingresado a niveles superiores de desarrollo económico, en cuanto a su participación dentro del Producto Interno Bruto (PIB); al perder una importancia relativa al 2.6 % en los últimos 20 años: cuando pasó de un 8.3 % en el 1997 a un 5.7 % en el 2017; pérdidas que tiene antecedentes anteriores como, por ejemplo, cuando en el 1990 fue de 13.4 % y mucho más atrás, en el 1980, cuando era de un 16.4 %.

No obstante a la limitación de cobertura informativa de los medios y a la pérdida de importancia relativa que ha tenido el sector agropecuario dominicano, continúa teniendo una relevancia de primer orden en la economía nacional; especialmente, por su capacidad para atender las necesidades alimentarias de la población nacional y por la cantidad de mano de obra que emplea, ya que es el segundo de los sectores que absorbe empleos del total ocupado, con un 13.0 %, equivalente a más de 558 mil personas vinculadas al trabajo de la tierra.

En términos de recursos externos, contraria a la percepción de algunos sectores, la agropecuaria nacional no representa un aporte de primera línea en la generación de divisas para la economía local. Al cierre del 2017, su contribución alcanzó los US$641.6 millones, representando un 6.3 % del total exportado, ascendente a US$10,120 millones.

En orden de importancia, a diciembre del 2017, ingresaron a la economía nacional divisas provenientes de los sectores de: exportación, turismo, remesas e inversión extranjera directa, por un monto total de US$26,780 millones; representando  las exportaciones de origen agropecuario un tímido impacto dentro de ese valor, con apenas un 0.0024 %.

Por el lado del financiamiento, a finales del 2017, el sector agropecuario recibió créditos por un valor nominal de RD$33,677 millones, de los cuales el Banco Agrícola de la República Dominicana (BAGRÍCOLA) otorgó el financiamiento por un monto de RD$19,479 millones, equivalente al 58.0 % del total; mientras en el sistema financiero privado, la banca múltiple destinó recursos por RD$14,198 millones, para un 42.0 % también del total. El índice de morosidad de la cartera de préstamos del sistema financiero nacional, al cierre del referido año, fue de un 2.27 %; en cambio, el del BAGRÍCOLA alcanzó un 8.9 %.

Ante el evidente liderazgo en materia crediticia que tiene el Banco Agrícola de la República Dominicana hacia las actividades vinculadas y conexas al cultivo de la tierra, vale la pena examinar, al menos, tres indicadores construidos a los fines de esta opinión, y que permiten observar los lados A y B, del financiamiento de la referida entidad crediticia; especializada desde su fundación a destinar recursos al Sector Agropecuario Nacional.

El lado A, podría ser visto como la parte positiva del desempeño del crédito agrícola y el lado B, como la parte negativa o de menor resultado; algo similiar a lo que acontecía en la industria disquera del pasado con los discos sencillos de 45 RPM que promocionaban: que el lado A, era la canción más exitosa, en tanto que la del lado B, era el relleno.

El liderazgo del crédito agrícola del banco estatal cumple el rol que le reserva la Constitución de la República al Estado, cuando en su artículo 219, prevé el principio de subsidiaridad; justo en el momento en que el sector privado, por razones de rentabilidad o mayor exposición a riesgos, no incursiona en una determinada actividad productiva o comercial; entonces, el Estado puede ejercer la actividad empresarial con el fin de asegurar el acceso de la población a los bienes y servicios básicos, y promover la economía nacional.

Indicadores de impacto para el BAGRÍCOLA

(En % y RD$)

Año 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017
Des. /Form. 95.6 95.8 95.4 92.5 91.3 95.0 93.4 90.0
Des. /Tareas 6,465 7,114 5,947 9,958 10,176 10,753 10,181 12,927
Des. /PIB Agríc. 5.69 5.24 4.78 9.77 9.86 9.09 8.49 9.45

 Fuente: Elaborado por el autor en base a la data del Banco Agrícola de la República Dominicana.

Durante la serie de años 2010-2017, el valor de los préstamos desembolsados que realmente recibieron los agricultores, siempre ha sido inferior a los formalizados. En términos tendenciales, muestran una disminución de un 5.6 %, al pasar del 95.6 % en el 2010 al 90.0 % en el 2017; indicativo de dificultades operativas de la entidad oficial o del agricultor sujeto del crédito, al tiempo de considerarse el crédito agropecuario como una expresión del lado B.

En valores nominales, el monto de los créditos desembolsados del BAGRÍCOLA ha crecido de RD$6,890 millones en el 2010 a RD$19,479 millones en el 2017; para una tasa de crecimiento simple del orden del 182.7 %, promediando un aumento anual de un 22.8 %.

Por el lado de los desembolsos, por cada tarea de tierra financiada por la entidad oficial del crédito agrícola, su tendencia ha sido creciente, al elevarse en términos nominales de RD$6,475 en el 2010 a RD$12,927; una duplicación del valor destinado al financiamiento del sector agropecuario, evidencia del lado A, del financiamiento agrícola.

El indicador desembolsos/tarea de tierra cultivable es aún más representativo, al apreciarse que la superficie cubierta por el crédito también se ha incrementado; pasando de 1,066,524 tareas en el 2010 a 1,506,804 tareas a diciembre de 2017; constituyéndose en otra expresión del lado A, del financiamiento agrícola.

En cuanto al indicador del crédito desembolsado sobre el PIB agropecuario, la participación en términos generales ha sido creciente, con excepción de algunos años que muestran zigzagueos: para el 2010 era de un 5.69 %, en el 2014 de un 9.86 % y para el 2017 de un 9.45 %; una variación positiva del orden de un 3.76 %, lo que refleja un soporte adicional del lado A, del financiamiento agrícola.

El apoyo que le ha dado el Banco Agrícola de la República Dominicana a la actividad crediticia del Sector Agropecuario dominicano, ha sido fundamental en su papel de suplir bienes a la población, luego como receptor de mano obra y, en menor medida, en la generación de divisas para la economía nacional. De manera que, el continuar apoyando su labor será decisivo para el mantenimiento de su sostenibilidad.

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